Este
fin de semana, El
Espectador publicó un análisis detallado sobre una parte de la crisis
petrolera colombiana que muy poca gente ha mencionado. El artículo empezó
describiendo el estado general de “desazón,” el sentido que el presidente de la
petrolera estatal colombiana Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, dijo impregnaba
el sector petrolero. Ecopetrol ha logrado sus metas de ahorro, inversión, y
recortes de costos, pero no ha sido suficiente.
El
sector está enfrentando toda una serie de problemas: la sobreoferta de petróleo
en los Estados Unidos, la desaceleración económica de China, y la decisión de
la OPEP de no bajar sus cuotas de producción. Además de estos problemas
internacionales fuera del control de Colombia existen bloques y protestas
persistentes que han prevenido la extracción de 11 millones de barriles en el
2014, o 3% de la producción anual del país. Según El Espectador, al fondo de
este conflicto son cuestiones sobre el rol de las juntas para acción comunal.
El
Espectador reportó que los líderes de algunas de estas juntas estaban usando su
poder e influencia para extorsionar los contratistas locales del sector
petrolero. Líderes sindicatos en Colombia ahora están presionándole a Ecopetrol
a cambiar sus políticas de contratación para acabar con este modelo de
contratación ilegal.
En otra
noticia relacionada con el sector petrolero, la semana pasada, Colombia,
Argentina, México, y Venezuela crearon
un gremio internacional petrolero para compartir experiencias y lecciones
aprendidas para apoyarle a la industria regional petrolera.
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