Para
responder al vigente conflicto social sobre Tía María y las protestas violentas
que lo acompañan, el periódico peruano El
Comercio publicó un artículo explicando como otros grandes proyectos
mineros en el país se lograron gracias a primero ganar el apoyo de las
comunidades locales.
El
artículo explica que las empresas mineras han aprendido muchas lecciones
durante los doce años de conflictos sociales sobre los proyectos mineros, y han
tenido que desarrollar nuevas estrategias para ganar el apoyo de las
comunidades locales. Proyectos como Las Bambas, Cerro Verde, Tambomayo,
Toquepala, Shahuindo, Quellaveco, Corani, y Ollachea, han beneficiado de un
gran base de apoyo popular para avanzar y desarrollar los proyectos mineros.
El
Comercio contó la historia del pueblo La Oroya, donde la mina metalúrgica se
cerró en el 2009. Después de seis años de incertidumbre, ahora el 90% del
pueblo le apoya a la minería, y los líderes de la comunidad le piden al
gobierno peruano estimular proyectos mineros en su pueblo, donde los proyectos
serían muy bienvenidos. Los trabajadores locales entienden que “La minería es
lo único que hay aquí para vivir.”
En otra
noticia relacionada con el sector minero, The
Guardian le entrevistó a José de Echava, de la ONG peruana CooperAcción
sobre sus opiniones del proyecto Tía María. Echave argumenta que la decisión
del gobierno peruano de enviar el ejercito para acabar con las protestas
muestra que el gobierno no sabe como manejar los conflictos sociales. También criticó
la nueva tendencia de llamar los protestantes no solo “anti-mineros” sino “terroristas
anti-mineras.”
Echave lamentó
la respuesta del gobierno al conflicto Tía María, como que, en su opinión, se
podía prever el conflicto desde hace años. Sin embargo, el cree que, en este
momento, la única opción de la impresa es posponer indefinidamente el proyecto,
como que ya no recibe el apoyo de la comunidad local.
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