La Agencia Andina este fin de semana publicó un reporte muy positivo que resume los asaltos del gobierno peruano en el 2015 contra operaciones de minería ilegal. Según Andina, los asaltos llevados a cabo por el gobierno peruano destruyeron 250 campamentos de minería ilegal, más de 20,000 galones de combustible, y 60 km de mangueras, materiales esenciales para los mineros ilegales.
Sin embargo, el reporte no mencionó cuántos mineros ilegales fueron capturados, o cuantas libras de minerales extraída ilegalmente fueron incautadas. Por supuesto, el gobierno peruano quería poner énfasis en las estadísticas y los indicadores que mostrarían avances en la lucha contra la minería ilegal. Sin embargo, la minería ilegal todavía es un enorme problema en el Perú, y desafortunadamente, también es difuso y muy difícil de combatir. Estos asaltos no tocan la dinámica fundamental que impulsa la industria de la minería ilegal.
Por lo general, la industria minera peruana ha estado creciendo con un ritmo increíble. Durante los primeros 11 meses del 2015, el sector de minería e hidrocarburos en el Perú creció por un 7,35%, encabezado por un crecimiento de un 22% en la producción de cobre. Más y más, la industria minera peruana prioriza masivos proyectos mineros de cobre.
En el mismo tiempo, el futuro de la industria petrolera del país está en peligro por el colapso en los precios globales del petróleo. Con los precios alrededor de $37 por barril, las grandes petroleras del mundo han recortado fuertemente sus inversiones, sólo aprobando los proyectos más rentables en su cartelera.
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